Definición:
Todos aquellos estímulos que
podamos introducir en la situación de respuesta del niño (en el aula de clase,
por ejemplo) que tiendan a hacer más probable la aparición de la misma, constituyen
lo que se denomina reforzador positivo.
Uso eficaz de los reforzadores:
1. Confeccionar un listado de cuáles
van a ser los posibles reforzadores para el alumno de modo que sean efectivos
(motivadores).
2. Una recompensa ó refuerzo es más
eficaz cuando se administra enseguida después de la conducta que queremos
reforzar. Especialmente cuando se trata de niños pequeños, las promesas y
refuerzos a largo plazo son poco eficaces para estimular el aprendizaje.
3. En las primeras fases del
aprendizaje, el reforzador debe aplicarse de forma continua, es decir, cada vez
que el niño manifiesta la conducta que queremos implantar.
4. En los primeros momentos es
importante que al niño le sea fácil obtener el reforzador con el fin de que se
implique más en la realización de la conducta. Por tanto, es preciso que
consiga mucho refuerzo con muy poca conducta.
5. Debe controlarse hasta qué punto
el reforzador que se le administra produce saciedad en el alumno. En el caso de
que así ocurra deberá disponerse de otros reforzadores para su administración
alternativa.
6. Deben combinarse los reforzadores
materiales con los sociales. Al utilizar reforzadores materiales es conveniente
que el alumno se encuentre previamente en una situación de relativa de privación
o carencia del mismo.
7. Una gran parte de los
comportamientos que queremos enseñar a nuestros hijos y alumnos son conductas
complejas, es decir, se componen de pasos distintos (p.e. lavarse los dientes, vestirse
solo, aprender a leer, etc.). En estos casos, y para que se aprenda mejor, no
conviene esperar a que la conducta se dé en su totalidad, sino que es mejor
reforzar cada uno de los pasos de que se compone.
8. Una vez que la conducta está
aprendida y se da con cierta frecuencia, conviene dejar de reforzarla de forma
continua y pasar a reforzarla de forma intermitente. Es decir, no todas las veces
que se da la conducta, tan sólo cada “equis” veces ó cada cierto tiempo. De
esta forma, la conducta se consolida mejor, porque el sujeto no sabe cuándo va
a aparecer el reforzador y, por tanto, sigue emitiendo la conducta con la
esperanza de que éste aparezca.
9. Todos, tanto los niños como los
adultos, necesitamos el refuerzo y la aprobación de los otros. Si un niño no
recibe refuerzo ó éste es insuficiente, manifestará alteraciones y deficiencias
en su conducta, desarrollo y adaptación al medio.
Tipos de reforzadores:
Extrínsecos: si vienen administrados por otra persona distinta
del alumno. Un refuerzo es positivo cuando se ha introducido algo nuevo en la
situación de respuesta. Por ejemplo: cuando el profesor le proporciona un
elogio al niño por estar breves segundos o minutos atendiendo en la clase. En
el caso de un reforzador extrínseco negativo sería aquel administrado por otra
persona que eliminara una situación aversiva para el niño. Por ejemplo: “Ya
puedes dejar de permanecer cara a la pared y sentarte”.
Intrínsecos: son reforzadores internos, generados por los
sentimientos, pensamientos o emociones del niño. Son ejemplo de ello: los
sentimientos de autosuficiencia, pensamientos auto-derrotantes, emociones de
alegría, etc. Este tipo de reforzadores son difícilmente detectables por el
observador exterior.
Reforzador primario: aquel que no es el resultado de un
aprendizaje, como por ejemplo, la comida, la cual es un reforzador básico,
biológico y funcional. Su efecto no está condicionado por el aprendizaje sino
que actúa independientemente de éste.
Reforzador secundario: aquel que sí es aprendido y está
estrechamente vinculado con el historial de reforzamiento que el niño ha recibido
en su desarrollo. Los reforzadores secundarios se pueden clasificar a su vez
en:
A. Sociales: Para emplear un reforzador social debemos conocer
qué gestos de afecto le gustan a cada niño: una sonrisa, un beso, una palmada,
una aprobación, una alabanza en presencia de sus hermanos, un abrazo, caricias,
elogio, interés, la atención, el cariño,… Algunas veces los reforzadores
sociales implican alguna actividad, y será necesario especificarla. Las
sonrisas, elogios, caricias y consideración de los demás, son tan importantes
para el niño como el comer y el respirar. Los niños que reciben elogios,
sonrisas, aprobación con frecuencia se sienten queridos, crecen con confianza
en sí mismos, se desarrollan bien. Si reciben más críticas que elogios, si le
castigan con mucha frecuencia, si no le demuestran aprecio se produce desánimo,
inseguridad, baja autoestima. O se busca el aprecio y atención de una forma
perjudicial.
B. Reforzadores materiales. Los reforzadores materiales son
objetos, cosas, etc., tales como juguetes, chucherías, cuentos, ropa, tazos,
cromos, pizzas, etc.
El reforzador material tiene que ser algo que el niño
extrañe y desee. Si le ofrecemos un objeto que nos gusta a nosotros pero no a
él, la actitud positiva no estará debidamente recompensada.
C. Reforzadores de actividades: Son reforzadores de actividades
jugar con el rompecabezas, ver la televisión, disfrutar de más tiempo libre,
salir a la calle, ir de excursión, ir al parque de atracciones, salir de casa
con la familia, ir a casa de los primos o de los amigos, comer fuera de casa, etc.
María Navas Garrido
1ºB Grado de Maestro en Educación
Infantil
Profesor: Daniel Rodríguez Arenas
Asignatura: El proceso educativo
en la etapa infantil
No hay comentarios:
Publicar un comentario